Salmo 78
Parte II
Quoties exacerbaverunt
40
¡Cuántas veces el pueblo
se rebeló contra Dios en el desierto, *
y le ofendió en el yermo!
41
Una y otra vez tentaron a Dios, *
y provocaron al Santo de Israel.
42
No se acordaron de su poder *
el día que los rescató del enemigo,
43
Cuando hizo prodigios en Egipto, *
portentos en el campo de Zoán.
44
Convirtió en sangre sus ríos, *
para que no bebiesen de sus corrientes.
45
Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, *
y ranas que los destruían.
46
Dio también a la oruga sus cosechas, *
y a la langosta, el fruto de su labor.
47
Acabó sus viñas con granizo, *
y sus sicómoros con escarcha.
48
Entregó al pedrisco sus ganados, *
y sus rebaños a los rayos.
49
Envió sobre ellos el ardor de su ira: *
furor, indignación y angustia,
un tropel de ángeles destructores.
50
Dio rienda suelta a su furor;
no eximió sus almas de la muerte, *
sino que entregó sus vidas a la peste.
51
Hirió a los primogénitos de Egipto, *
a las primicias de su fuerza, en las tiendas de Cam.
52
Sacó como ovejas a su pueblo, *
y los guió como un rebaño por el desierto.
53
Los condujo seguros, y no temieron, *
mientras el mar cubría a sus enemigos.
54
Los trajo a su santo monte, *
la montaña que ganó su diestra.
55
Ante ellos arrojó a los cananeos,
les asignó por lote su heredad, *
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
56
Pero ellos tentaron al Dios Altísimo y lo desafiaron; *
no guardaron sus mandamientos.
57
Se desviaron y se volvieron infieles como sus padres; *
fallaron como arco sin tensar.
58
Le agraviaron con sus altares paganos, *
y le desagradaron con sus ídolos.
59
Cuando Dios lo oyó, se enojó, *
y rechazó totalmente a Israel.
60
Abandonó su morada de Silo, *
el tabernáculo en que había morado en medio de su pueblo.
61
Entregó a cautiverio el arca, *
su gloria en mano del enemigo.
62
Entregó su pueblo a la espada, *
y se enojó contra su heredad.
63
El fuego devoró a sus jóvenes, *
y no hubo cantos nupciales para sus doncellas.
64
Sus sacerdotes cayeron a espada, *
y sus viudas no hicieron lamentación.
65
Entonces se despertó el Señor como de un sueño, *
como un guerrero refrescado con vino.
66
Hirió a sus enemigos por detrás, *
y los avergonzó para siempre.
67
Rechazó las tiendas de José, *
y no escogió la tribu de Efraín,
68
Sino que escogió la tribu de Judá, *
y el Monte Sión, al cual amó.
69
Edificó su santuario como los cielos altos, *
como la tierra que cimentó para siempre.
70
Eligió a David su siervo, *
y lo sacó de los apriscos;
71
De andar tras las ovejas, lo quitó, *
y lo hizo pastor de Jacob, su pueblo,
de Israel, su heredad.
72
Con un corazón íntegro los pastoreó, *
y los guió con la destreza de su mano.