Salmo 131

Domine, non est
1
Oh Señor, mi corazón no es arrogante, *
ni mis ojos engreídos;
2
No me ocupo de cosas grandes, *
ni de las que superan mi capacidad;
3
Acallo mi alma y la sosiego,
como un niño en brazos de su madre; *
mi alma está calmada dentro de mí.
4
Oh Israel, aguarda al Señor, *
desde ahora y para siempre.

Salmo 132

Memento, Domine
1
Acuérdate, oh Señor, de David, *
y de todas sus aflicciones;
2
De cómo juró al Señor, *
e hizo voto al Poderoso de Jacob:
3
“No entraré bajo el techo de mi casa, *
ni subiré a mi lecho;
4
No daré sueño a mis ojos, *
ni a mis párpados adormecimiento;
5
Hasta que halle un lugar para el Señor, *
una morada para el Poderoso de Jacob”.
6
“¡El arca! Oímos que estaba en Efrata, *
la hallamos en el campo de Jaar.
7
Vayamos a la habitación de Dios; *
postrémonos ante el estrado de sus pies”.
8
Levántate, oh Señor, al lugar de tu reposo, *
tú, y el arca de tu poder.
9
Que se vistan tus sacerdotes de justicia, *
que tus fieles canten de júbilo.
10
Por amor a David tu siervo, *
no vuelvas el rostro de tu Ungido.
11
El Señor ha jurado a David un juramento, *
y seguramente no se retractará:
12
“A uno de los hijos de tu cuerpo *
pondré sobre tu trono.
13
Si tus hijos guardaren mi pacto,
y mis testimonios que yo les enseñaré, *
sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre”;
14
Porque el Señor ha elegido a Sión; *
la ha deseado para su habitación.
15
“Esta es para siempre mi lugar de reposo; *
aquí habitaré, porque en ella está mi deleite.
16
Bendeciré abundantemente sus provisiones; *
a sus pobres los saciaré de pan.
17
Vestiré de salvación a sus sacerdotes, *
y sus fieles cantarán con júbilo.
18
Allí haré florecer el poder de David; *
he dispuesto una lámpara para mi Ungido.
19
En cuanto a sus enemigos, los vestiré de vergüenza, *
mas sobre él brillará su corona”.

Salmo 133

Ecce, quam bonum!
1
¡Oh cuán bueno y agradable es *
convivir los hermanos en unidad!
2
Es como el buen óleo sobre la cabeza, *
el cual desciende sobre la barba,
3
Sobre la barba de Aarón, *
y baja hasta el collar de sus vestiduras.
4
Es como el rocío del Hermón, *
que desciende sobre los montes de Sión;
5
Porque allí manda el Señor la bendición: *
la vida por siempre jamás.